martes, 27 de octubre de 2009

En las empresas, el acercamiento hacia el poder político es natural.

Lidera un grupo que factura u$s 2.000 millones y cuenta con unos 8.000 empleados. Proyecta abrir el capital de Aeropuertos Argentina 2000 a la Bolsa y avanza con nuevos destinos regionales.

Sin embargo, la compañía Telecom aparece como la principal apuesta del grupo Eurnekian. Qué piensa cuando lo señalan como empresario kirchnerista y por qué asegura que en la Argentina se vive una crisis política y no económica.

En la oficina de Ernesto Gutiérrez Conte conviven varias de sus pasiones. El fondo de pantalla de su máquina deja entrever “la cacería de olas” en Hawai, adonde surfea todos los años. Los tres celulares apoyados sobre el escritorio marcan los distintos niveles de comunicación que tiene a diario y las fotos que están detrás de su amplio sillón lo muestran en un mano a mano con los principales líderes del mundo.

Desde el matrimonio Kirchner, pasando por Bill Clinton, José María Aznar y Luiz Inácio Lula Da Silva, sólo por citar algunos. El mapa que está estratégicamente ubicado sobre la pared le abre el horizonte de los nuevos destinos globales en los que hay oportunidades de negocio. “Una buena práctica o un buen negocio en la Argentina puede ser replicado en cualquier otro lugar del globo”, grafica.

De ahí que no sólo compite en el terreno de los aeropuertos sino que también lo hace en agro, industria, petróleo, biocombustibles, infraestructura y caminos. Gutiérrez Conte no le esquiva a ninguna pregunta y, claro está, se cuida también con las respuestas. Admite también que la Argentina vive hoy una crisis política y no económica en la que las divisiones y la falta de lineamientos de continuidad se reflejan tanto entre los políticos como entre los empresarios que no logran unificar su discurso. Tampoco le esquiva a los negocios del momento. Responde sobre sus movimientos en Telecom y anticipa que no están solos en la contienda. Secretos de un empresario que tiene la costumbre de surfear las olas no sólo en Hawai sino también en el competitivo mundo de los negocios.

¿Cómo ve hoy la economía Argentina?

La analizo desde dos aspectos distintos. Uno es cómo empiezan a vernos desde afuera, donde hay elementos que llevan a mayor presión sobre los títulos argentinos y provocan la caída del riesgo país generando un flujo de ingreso de capitales que tiene que ver justamente con una evaluación desde el sector internacional en la cual la Argentina no tiene ninguna alternativa de entrar en default, todo lo contrario, está en una posición política de cambio. Se busca ingresar al FMI nuevamente, acordar con el Club de París y renegociar con los holdouts, dejando en claro el nuevo camino.

Le preocupa el descreimiento que hoy existe en torno a las estadísticas…

Uno puede poner en duda cualquier cosa, y a partir de que se genera la duda, la certeza tarda muchísimos años en volver. Me parece que si hoy se traducen las dudas en la realidad, no tienen un indicativo muy importante, porque las discusiones en los parámetros o en los guarismos no son muy amplias. Estar hablando de si la inflación, a mi criterio, es el 0.50 por ciento o el 1 por ciento mayor o menor, en una Argentina que ha sabido vivir con inflaciones del 3 mil por ciento, no es un problema. Por otro lado, el punto de partida de esa desconfianza que ha sido el Indec pone también en tela de juicio el resto de los números que se proveen del Estado. Y yo creo que es malo que esto suceda porque, a partir de ahí, cualquier cosa que sea publicada por el Estado genera dudas. Y hay elementos como por ejemplo pueden ser las reservas del Banco Central, la relación del PBI con respecto al endeudamiento que tiene la Argentina que están en su mejor performance de toda la historia y están bien. También los índices de desempleo si se los compara con otras épocas de la Argentina.

¿Entonces usted cree en los índices públicos?

Hoy los elementos que podían configurar una duda, es muy probable que ya no existan más, pero la duda persiste, y hay una caja de resonancia que la amplifica día a día. Y no veo bien como argentino o como empresario argentino, cuando, por cuestiones que tienen que ver con la política, se muestra que la economía de la Argentina está mal cuando en realidad está bien.

¿A qué áreas se refiere concretamente?

Cuando la comparo con otros períodos vemos que estamos en un buen período, creíamos que una ola que se venía levantando en el horizonte del mundo globalizado iba a arrasar con nuestro país y no sucedió. Entonces evidentemente, la estructura económica tenía una fortaleza o por lo menos estaba estratégicamente orientada a tener la capacidad para soportar esa ola. La Argentina está incluso mucho mejor en cuestiones de desempleo que naciones como los Estados Unidos o algunos países de Europa.

Sin embargo, la inversión extranjera directa sigue cayendo…

Yo creo que ahora el análisis viene por otro lado, cuál es el motivo por el que hay esta percepción en la que se produce una amplificación de una gran cantidad de factores que parecen negativos cuando en realidad no lo son y eso te demarca que hay una situación de crisis política en la que me parece que hoy no hay, en nuestro país, arraigada una oposición que haya tomado realmente el rol de oposición, me parece que hay muchos partidos, muchos sectores, incluso empresarios opositores al Gobierno que actúan de una manera heterogénea, pero siendo caja resonancia de situaciones que por ahí no son del todo ciertas. La crisis es política, no económica.

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